martes, 26 de enero de 2021

¡DESPERTATE MAMÁ!

—¡Despertate mamá! Me levanté sobresaltada al escuchar ruidos en la cocina, sabés que esa cerradura no quedó bien desde que el paraguayo forzaba la llave para entrar y la dejó maltrecha. ¿Me estás escuchando?...¡Estás grogui! ...Vuelvo en dos horas. Ya pasó el mediodía y no te sacaste el vestido que tenés que devolver.¡ Ay mamá! ¿Qué hacés toda desparramada arriba de la colcha? Mmmmm esa sonrisa de oreja a oreja... Se ve que la pasaste bien…...

¡Mamá! ¿Aún seguís en la misma posición que cuando me fui?Pasaron tres horas... ¡Reaccioná por favor!... Tomate este mate, que está riquísimo........

Bueno... por fin ¡Buenas tardes reina! Cuéntele a su hijita preferida: ¿Cómo la pasó anoche, con quién se encontró, cómo era el lugar, cómo estaban vestidas las demás brujas? Todo, todo.

—¡Ay, Marcelita, mi amor! ¡Estoy tan contenta de haber ido! No sabés cómo tengo la cabeza, con Aníbal nos tomamos hasta el agua de los sumideros.

—¡Aníbal! ¿Quién es Aníbal? Ya tenés otro amante ¡Mamá!

—¿Amante? ¡Ojalá, no sabés que bien me trataba cuando...en fin, cuando nos encendíamos, por decir algo delicado. Pero ahora, nada que ver, es un hombre con todas las letras. Casado con una linda mujer, dos hijas, muy fiel y respetuoso. Un caballero, solo que…sigue teniendo esos ojos encantadores y esa mirada tramposa, que nunca me deja adivinar qué está pasando por su pensamiento ¡En fin!

—Entiendo esa parte, pero contame lo de la fiesta y...¡Cámbiate, por favor!

—Ok, primero te digo que estuve muy contenta con haber aceptado usar el vestido negro que me prestó tu suegra.

—¡Mamá! No te ilusiones ¡No es mi suegra!

—Bueno tranqui, es broma, estoy contenta. Me gustó mucho como me peinaste, fui elogiada, pero para darme clase dije que pasé a las apuradas por Llongueiras ¡Perdón!... Te cuento que el Sr Florio, nuestro amado profe de literatura de la secundaria, se jubiló y como justo cumplió sesenta años, su familia y amigos que son todos de guita, pero de ¡guita grande!, decidieron hacerle una fiesta homenaje, nada menos que en el Palacio San Miguel.

— Si má, hace un mes que me venís contando eso. Hablame de la fiesta y de Aníbal.

—Bueno, viste que me llevó Beto, el que tiene un Mercedes para remis, imagínate, bajé en esa esquina donde casi todas estaban esperando al profe, allí ésta Lady, con sus guantes tres cuartos, su carterita de Louis Vuitton trucha, pero tan diminuta que nadie se avivó, sus preciados zapatos negros Louboutin, que traje de París ¿Te acordás, los de suela roja? Auténticos, esos si.

—Si má, los conozco, ya me los prestaste.

—¿Prestar? Me los habrás sacado sin permiso.

—Si, dale seguí contando.

—Después del dique que me dí al entrar, saludamos a Florio y sus hijas,  pasamos junto con las chicas al guardarropas y de allí al salón, dónde todo estaba listo. El lugar vos lo conocés, tiene sobriedad, elegancia, y al mismo tiempo simpleza. Se destacan, los enormes vitraux en el techo,  ventanas y el balcón de hierro con arabescos que rodea todo el salón. Las mesas  redondas y gigantes, cientos de copas de cristal, platos  de porcelana Limoge, cubiertos de plata, manteles de Damasco y sonaba una música Jazz que me hizo buscar, con quién me gustaría bailar. Todas estábamos de largo y mucho negro, pocas joyas. Los hombres de súper etiqueta, algunos de esmoquin blanco y moño, pero las chicas más jóvenes, unas gasas, unos colores envidiables. A vos te quedarían bien esos vestidos.

—¡Si má!, pero no tengo dónde lucirlos ¡Seguí, por favor!

—Cuando, el maitre, nos fue ubicando, descubrimos que varias mesas estaban ocupadas por ex alumnos de quinto año, de la misma promoción. ¡Que decirte de mi alegría! Justo me sentaron al lado de Aníbal, que desde que se fue a España, no supe nada de él, nos reímos como nunca, bailamos y como ves, tomamos de más. Mis amigas me apuraban y me cargaban a más no poder. Todo fue muy divertido y muy inocente nuestro trato toda la noche, nunca sentí que hubiese nada más. Mirá, ni siquiera le di mi número, ni mi dirección. ¡Tranquila! No pasa nada ¡Aníbal es todo un caballero!

—Má, te llaman por teléfono, es un hombre. Sospecho que es ¡Batman! ¡Mamá!

¿Batman?

—Si má, El caballero de la noche…ja ja ja

—¡Hola! ¿Quién habla?...¿Aníbal?...¿Cómo conseguiste mi número?...¿Vernos?...¿Hoy?

Charlybicen


 

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