domingo, 27 de diciembre de 2020

PESCAR


 PESCAR


Pescar, dicho por muchos es una actividad relajante. Creo que lo es para personas que saben relajarse. Ninguna actividad nos compone si no nos lo proponemos antes, aunque sea Inconscientemente. Nuestro cerebro acumula distintos pensamientos fugaces qué, son los que de alguna manera usamos para luego templar nuestro ánimo.

Volviendo a la pesca, (que me gusta y practico poco). La idea surge a partir de la decisión de hacer una actividad que me saque de las rutinas diarias, feriado mediante, todo va dando, comienza a aparecer en mi mente la lista de actividades y elementos necesarios previo al momento en sí de pescar.

Carnada, distintos sabores apetecibles (supuestamente para los peces) que lo resolvemos introduciéndonos en el pequeño, casi despreciado cerebro de nuestras futuras víctimas y tratando de pensar como ellos, descubrimos los mejores sabores para degustar, y de un bocado, se traguen la carnada que oculta el cancerbero anzuelo, quedando atrapado de un cordel que los saca de su hábitat. Comenzamos por procurarnos lombrices, que se consiguen en algún sector de nuestro jardín, con poco pasto y que conserve la humedad, (debajo de una piedra o maceta es ideal)  Allí con la pala, movemos la tierra negra y desarmando los terrones aparecen las presas vivas, de las cuales elegiremos las de mayor tamaño, dejando las más pequeñas para futuras excursiones o para manjar de los pájaros que se ponen atentos cuando les aliviamos el trabajo de excavar, observandonos desde la cercanía. Algunos peces prefieren la “pasta o masa”, compuesta por distintas harinas y especias, que no necesito preparar pues siempre guardo en el freezer un pote con ella al igual que tiras de carne de pollo, otro manjar ictícola irresistible para algunas especies.

Cañas, guardo una muy querida de caña colihue, adornados sus nudos con hilo de seda verde y blanco, que llevo conmigo siempre, aunque no la use tanto, es que la compré cuando tenía catorce años y me acompañó en toda pesca. Llevo dos más de fibra de vidrio y una que hice con mis manos, llamada “mojarrera”.

Valija de pesca, es la caja de herramientas del pescador, dentro están: 

Reeles, con el hilo plástico de distintos diámetros, uno en particular también me acompaña desde mucho tiempo atrás, es un “Pescador 220”, reparado con “Poxipol”, tantas veces como caídas tuvo, a pesar de ello sigue cumpliendo su función.

Anzuelos, también de distintas formas, con puntas y trabas muy afiladas que según su tamaño lo transforman en un elemento para tener cuidado al manipularlo y para no resultar un pescador, pescado. En él se inserta la carnada, que muchas veces sostenemos con un hilo elástico para no perderla antes que los peces la vean.

Líneas, armadas en general por el pescador, compuestas por hilo, emerillones, rotores, grapas y flotadores o bollas. Hoy vienen armadas en los comercios.

Plomadas, que ayudan a impulsar la tanza alejando la línea de nosotros.

Se usan también “Señuelos”, que para algunas especies, reemplazan muy bien a la carnada.

Distintas herramientas comunes como: tijeras, alicates, cuchillos, navajas, alguna linterna si preferimos la nocturnidad, distintos elementos de limpieza como toallas y jabón y bolsas para los residuos (para dejar el lugar usado tal cual lo encontramos) todo esto completa lo básico y necesario. 

Le sumamos nuestra alegría y optimismo para pasarla bien. Ahora sí, todo listo, tratando ese dia de no invocar a San Ictícola, el protector de los peces y poco amigo del pescador (según “Les luthiers”).

CHARLYBICEN

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