— ¡Me golpeó la noticia! ¡Vení, por favor! ¡Estoy herido! —
me dijo por teléfono y me sorprendió. Sin saber mucho de que se trataba, fui
hasta su habitación, entré con violencia, empujando la puerta y supuse que la noticia
estaba allí, justo detrás acechándolo,
para asestarle el golpe definitivo, traté de ponerme a resguardo cerca de la
biblioteca, pero al mismo tiempo, quería rescatarlo a él para que no sufra más.
En un rincón acurrucado casi en posición fetal, subido al sillón de pana, que
nunca me deja usar, mi amigo presentaba una pálida cara de terror, sus ojos
rojos y casi desorbitados, estaban clavados en mí, como si me preguntaran, que
estaba pasando.
— ¡Tranquilo, tranquilo! ¿Dónde te golpeó? Le pregunté. Me
señaló el pecho, pero como no vi sangre, miré a mí alrededor, me acerqué por el
suelo lo más que pude, y encontré a la causante del golpe, entre sus dedos
aprisionaba una carta arrugada, de desamor que lo había golpeado, herido y
destruido.
Charlybicen
No hay comentarios:
Publicar un comentario