058-Noche de Reyes
Esa
noche del 5 de enero, con la expectativa que le daban esos siete años de vida,
fue presuroso hacia la vereda, a cortar el pasto para alimentar a los camellos
y lo colocó junto al tazón de agua. Todo rápido ya que la mamá le dijo que se
durmiera temprano así podían pasar los Reyes a dejarle su regalo. Puso los
mejores zapatitos que tenía, los de charol, junto a la puerta, el pasto y el
agua.
Al
despertar, se levantó y desarmó velozmente, el paquete sobre los zapatos, miró
con asombro que no había agua en el tazón y el pasto estaba un poco
desparramado, pensó en lo desprolijos que son los camellos al comer. Tomó la
cuerda que colgaba del camión y lo arrastró por todo el patio, hasta que le
pidió a papá, que lo llevara a la vereda para jugar y mostrárselo a todos.
Papá
le propuso, dar la vuelta manzana; al girar la esquina, estaba la casa más
hermosa del barrio; entonces se quedó como paralizado y con los ojos que no le
cabían en sus órbitas, vio en la vereda, al nene de la casa subido al auto a
pedal más hermoso de toda la tierra. Casi balbuceando exclamó: — ¡Mirá papá, el
auto de Fangio! — ¡Mirá es azul y amarillo! — ¡Mirá las ruedas! — ¡Mirá el
volante, es igual! — ¡Mirá…Mirá…Mirá….
Hoy,
cuando ve una foto de Fangio con ese auto de carreras, no piensa en él ni en
sus innumerables triunfos por todo el mundo. Visitó su museo en Balcarce, donde
había hermosos y famosos autos. Pero el más maravilloso y mágico, que vio en su
vida, será el que tenía el nene de la casa más hermosa del barrio.
Charlybicen
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